El proceso de preparación de un examen requiere de una planificación.
Debes tener en cuenta varios factores tales como los tiempos necesarios, la extensión y dificultad de los contenidos a estudiar, las características personales, las fortalezas y las dificultades. Como toda planificación implica también toma de decisiones tales como si se ha de estudiar solo o en grupo. En particular debemos planificar con especial atención el día previo a la prueba.
Puedes tener en cuenta el siguiente decálogo:
- Confiar en lo estudiado y en las estrategias personales. Si has planificado bien tu estudio, seguramente ya habrás estudiado lo necesario y deberás confiar en lo aprendido. Frases tales como «no sé nada», «se me borró todo» o «no me va a salir» son solamente producto del estrés generado por la situación de prueba.
- Dedicar el tiempo de estudio del último día a repaso de lo ya aprendido. Cuando planificas tu estudio debes tener en cuenta que el último día es más difícil estudiar nuevos temas. Lo aprendido necesita siempre tiempo para ser almacenado en la memoria a largo plazo.
- Realizar alguna actividad placentera y relajante. Para muchos estudiantes es beneficioso el día anterior dedicar un tiempo a una actividad tal como caminar, correr, hacer gimnasia, nadar, pintar, leer, escuchar música o tocar en un instrumento musical. Emplea lo que sabes de ti mismo, lo que te tranquiliza y ayuda.
- Descansar, dormir entre siete u ocho horas. El aprendizaje es un proceso que se da en tu sistema nervioso, para que este funcione adecuadamente es necesario descansar. Si esto no es respetado pueden alterarse las funciones cognitivas tales como la atención y memoria.
- Verificar el horario y salón del examen. Toma precauciones para llegar puntualmente, incluso diez minutos antes.
- Prepara la mochila y útiles necesarios. Con mayor planificación evitarás problemas de último momento tales como «se me perdió la calculadora», «no tengo goma». Ten además en cuenta que en muchas instituciones se requiere presentar la cédula de identidad.
- Aumenta las previsiones para disminuir imprevistos. Deja preparado antes de ir a dormir el uniforme o la ropa necesaria para llevar al examen al otro día. Verifica si es necesario llevar vianda o dinero para almuerzo, etc. Las jornadas de examen suelen ser largas y es necesario comer y tomar algo en la pausa.
- No realizar cambios en la alimentación habitual, ni en las rutinas. Frente a todo cambio el organismo necesita tiempo y energía para adaptarse. Tu cuerpo será sensible a lo no habitual. El día previo a una prueba debe ser lo más simple y rutinario posible.
- Tomar solamente medicación que haya recetado el médico tratante. Nunca debemos tomar medicamentos no indicados por un médico, esto es válido incluso para recetas caseras. No experimentes con tu organismo, los resultados pueden ser muy negativos.
- «Mente positiva». Confía en ti. Has estudiado y lo harás bien. Sé realista, un fracaso siempre es posible, pero el éxito depende principalmente de ti. Preséntate a la prueba con convicción. Ten en cuenta que el día previo a cualquier prueba siempre es un día difícil para todos los estudiantes, surgen dudas, cuestionamientos e inseguridades. Las claves para aprobar exámenes son simples: estudiar y confiar en ti mismo.
Por Juliana Cabrera, Licenciada en Psicopedagogía, directora del Centro Psicopedagógico del Razonamiento Alphapsi.